La mañana del sábado llegó más rápido de lo que esperaba,
notaba mi cuerpo cansado y falto de energía mientras me retorcía y me estiraba
junto a Laura. La noche del viernes habíamos ido a cenar y trasnochamos más de
a lo que estábamos acostumbradas, pero el reloj ya marcaba las 12 pasadas.
-Te toca hacer el desayuno…- murmuré mientras trataba de
despertar a Laura.
No me hizo mucho caso y tampoco es que fuera muy
persistente. Me levanté y fui al baño y cuando salí Laura estaba en proceso de
levantarse.
-Ya voy mamá…- me dijo estirándose, sentada en el borde del
colchón.
-Que yo sepa aquí la vieja eres tú…- le contesté antes de
darle un beso en los labios.
Sin muchos ánimos por discutir, Laura se fue a preparar
algo para desayunar, mientras yo me volví a tumbar, aprovechando esos gloriosos
minutos de descanso, libertad y espacio en la cama que me quedaban.
Estaba muy contenta, las cosas me iban extremadamente
bien, de hecho desde que puse un pie en esta ciudad todo ha ido a mejor, pensé.
Solo trabajaba un par de días a la semana, en trabajos
que no me desagradaban y con la mujer a la que amaba.
Muchos tacharían aquellos oficios de poco éticos, sucios
e indecentes, pero a mí me gustaba y no hacían daño a nadie, además nos daba
para vivir más que bien a las dos.
Al ver que Laura no venía me levanté de nuevo.
-Que poco romántica, ya ni me traes el desayuno a la
cama- le dije sentándome en la mesa de la cocina.
-Buenos días… y no, no te traigo el desayuno a la cama
porque la cama esta para dormir.
-¿Y follar?- le conteste burlona.
-También, pero para comer no- dijo aguantándose la risa.
-Bueno pues ya no te comeré más el coño en la cama, que
pena, ¿verdad?
-Si hace falta te tiro de la cama- contestó Laura
trayéndome unas tostadas con mantequilla y mermelada con un vasito de leche.
-Sí que estas agresivas hoy, menos mal que hoy te pateare
el culo y se te bajaran los humos.
-Bueno, eso habrá que verlo…- contestó Laura
acompañándome en el desayuno.
-¿No te has dado cuenta que desde hace unos 3 meses todos
los finales de mes toca boxeo y ahí gano yo?
Laura se paró a pensarlo un momento -Te crees muy lista…
Sonreía sacándole la lengua y haciéndole burla le
contesté –No, pero solo soy un poquito más observadora que tú, no te enfades
cielo.
-Bueno que toque pelea no significa que me vayas a ganar.
-Vale Laura, venga acaba de comer que nos iremos a dar
una vuelta.
-Ummm, no me apetece mucho, mejor me quedo tumbada un
ratito… -contestó algo apagada.
-Andaaaaaaaaaaa… No seas mala y acompáñame, voy a comprar
ropa…
A Laura le cambio la cara -¿A comprar ropa? ¿Tú? ...
¿Estás bien?- preguntó bromeando.
-El tarado ese… Gustavo, tiene gustos muy raros.
-¿Y qué quiere que te compres el “tarado ese”?, como tú
le llamas.
-Por lo visto quiere “regalarme” bragas nuevas- dije
haciéndole las comillas con las manos.
-Claro debiste ir el primer día con esas que tienen dos
agujeros y te empeñas en no tirar y habrá pensado, pobrecita no tiene ni para
bragas –dijo riéndose Laura.
-¡No, so-tonta!, fui con unas preciosas, rosas de marca y
comparadas con las que tú dices súper incomodas.
-Ya bueno, venga quédate a recoger la cocina que yo
mientras me visto y te acompaño.
-Serás… pero si hoy te toca a ti.
-Encima que te voy a acompañar a comprar bragas para un
cerdo…
Finalmente acepté, mientras fregaba los platos pensé que
así sería mejor, en el tiempo en que Laura tarda en vestirse me daba tiempo a
fregar y vestirme, incluso a más dependiendo del día.
Cuando acabé y me fui a la habitación Laura llevaba solo
una camiseta escotada y las bragas mientras se maquillaba mirándose en el
espejo.
Me puse lo primero que encontré, una camiseta de tirantes
rosa con unos dibujos muy monos y unos shorts blancos, mientras me calzaba las
deportivas le envié un mensaje a Gus.
“Voy a comprarme ropa interior, te enviare un video
probándomela como me dijiste”
Laura y yo fuimos de tienda en tienda ojeando ropa, no
solo ropa interior, de todo tipo, Laura incluso se compró un par de camisetas,
pero al final llegamos a Victoria Secret.
Era un sábado y ya pasaban de las doce y media, pero aun
había gente comprando, no me lo podía creer. No me cabía en la cabeza que la
gente derrochara tanto dinero en lencería, solo era un trozo de ropa como
cualquier otro, cierto que eran monísimas pero los precios me parecían
desproporcionados.
Sin muchas ganas me dejé aconsejar por Laura y una
dependienta en el final de sus 30, aunque bastante atractiva y a la que todo le
parecía gracioso y se hacía la amable. Finalmente salí de la tienda con 12
braguitas, 2 tangas, 4 sujetadores y un picardías que Laura casi me obligó a
llevarme.
La cajera, está más joven y atractiva que la otra mujer,
nos regaló incluso un perfume.
Me encantó el regalo que me había hecho, no solo por el
dinero sino porque me sentía poderosa, una diosa ansiosa de más, con ganas de
humillar a ese salido de Gus y que me recompensara por ello, aunque en el fondo
me asustaba un poco como sería nuestra siguiente cita.
Al llegar a casa mientras Laura buscaba algo para comer
coloqué el móvil en la mesa y empecé a grabarme mientras me quitaba la ropa,
enfocando de abdomen para abajo.
Una vez desnuda me puse para empezar uno de los tangas,
era negro brillante de encaje. Me lo puse poco a poco y una vez bien colocado
me di una vuelta ante la cámara enseñándoselo desde todos los ángulos.
Después de ese vino el siguiente y le siguieron el resto
hasta que se los mostré todos, tenía bragas de todo tipo: negras, blancas,
rosas, con transparencias, que cubrían toda mi nalga o que apenas lo hacían…
Tras mi desfile de moda en privado me volví a poner la ropa que llevaba antes y
deje en el suelo una pequeña montaña de ropa interior.
-¿Qué hay de comer cariño? – pregunté a Laura mientras
enviaba el video por whatsapp.
-Pues podríamos encargar algo que no tenemos de nada en
la nevera.
-Que duro es llegar a fin de mes... al menos nos tenemos
la una a la otra- dije bromeando.
-Venga calla, ¿quieres chino o indio?
-No sé, ¿quien la tiene más grande? – seguí bromeando,
sin tomármela en serio.
-¡Susy va que tengo hambre!
-Vale, chino, algo con tallarines y arroz de ternera sin
guisantes eeeh.
-Vale… como si no te conociera ya… - me dijo cogiendo el
teléfono.
Tras la comida nos fuimos a echar la siesta, habíamos
dormido mucho pero ya nos habíamos acostumbrado al horario de sábado que
consistía en levantarse solo a comer y a cenar antes de ir a trabajar.
Cuando llegamos al local de Marcos nos hicieron pasar
directamente a maquillaje y vestuario. Nos vistieron de una forma a la que no
estábamos acostumbradas, con cuero.
No parecía que fuéramos a luchar con esas vestimentas, a
las dos nos pusieron unos pantalones de cuero extremadamente ceñidos sin bragas
y una chaqueta de lo más motera que había visto, con muchos bolsillos. A Laura
le quedaba genial, parecía que las tetas le fueran a reventar la cremallera, lo
mío era otra historia, me quedaba bien pero era difícil compararse con Laura.
-¿Oye sabes que toca hoy? – preguntó Laura a una de las
chicas que la vestían.
Mientras le negaba con la cabeza entro un chico corriendo
gritando con voz afeminada –Las botas del 34.
La chica que me estaba arreglando el pantalón alzó la
mano, no me había fijado pero Laura ya las llevaba puestas unas impresionantes
botas de cuero negro y brillante, con un tacón de aguja de mínimo, 10
centímetros. Recuerdo una ocasión en que intenté comprar zapatos de tacón alto
para mí, me fue imposible encontrar mi número y esto era como un sueño.
Laura paseaba contoneando su preciosa figura frente a mí
mientras me acababan de atar las botas, tuve que tragar saliva verla sonreírme
mientras desfilaba era demasiado.
Nos hicieron pasar al despacho de Marcos, me costaba
bastante andar con esos zancos aunque a Laura le salía casi natural.
Lo primero que dije al verle fue –Marcos buenas noches,
¿Con qué nos vas a sorprender esta noche? – aunque yo pensaba ¿Qué coño es esto
y donde están mis shorts y mis guantes?
-Ufff como venís – dijo mirándonos dos veces de arriba
abajo – eeehm pues hoy toca pelea y quien gane será recompensada.
-Pero no podemos luchar así… -dije quejándome.
-Quiero probar, ¡pelea de zorras! –gritó mientras nos
señalaba con las manos.
-¿Qué ganamos hoy? –preguntó Laura dando por hecho que
tenía las de ganar.
-Decídmelo vosotras, estoy harto de veros mearos la una a
la otra y daros por culo.
-Es que con este trajecito me he puesto cachonda pérdida…
-decía Laura apretándose los pechos por encima de la chaqueta.
-¿Y unos azotes? –pregunté tímida.
-No, ha de ser algo más… - dijo Marcos.
-Yo quiero que me chupes el ano – dijo Laura con cara
pícara mientras sus dedos jugaba con la cremallera de mi chupa.
-No hace falta que me pegues para eso… -dije poniéndome
colorada.
-La verdad es que es algo sosillo, pero algo arreglaré,
bueno va que ya os toca salir que vais justas de tiempo, vamos, vamos, va…
-¿Espera pero qué hacemos, nos pegamos sin guantes?
-Pegar o morder, tirar del pelo lo que queráis, venga va
salid ya, vamos...
Al final salimos sin saber muy bien que hacer, parecía
que Marcos tampoco lo tenía muy claro, solo que teníamos que llevar aquel
atuendo.
Cuando salimos el público, algunos ya los reconocíamos de
verles cada semana, nos aplaudía, nos miraba con lujuria, era el día que más
tapadas íbamos y aun así nos deseaban. Siempre trataba de parecer sería pero
casi nunca me veía capaz de esconder una sonrisa, en cambio Laura se reía
natural, era una sonrisa simplemente preciosa.
Mientras saludábamos a nuestros más fieles fans entró en
la lona la chica que solía hacernos de árbitro proclamando que serían tres
asaltos.
-A los 5 minutos pararemos y os quitareis la chaqueta, a
los 10 los pantalones y el combate termina cuando una se rinda.
Laura asentía mirándola sin distraerse mientras que yo
pasaba un poco de ella, pobrecita con los que se esforzaba, cuando quise darme
cuenta ya me encontraba en el centro del cuadrilátero con los puños en alto.
Mientras acababa la chica contaba hacia atrás para dar
comienzo al combate flojito susurré –Oye Laura… ¿ha dicho que pasa si
pierdes?
Laura negó sutilmente con la cabeza alzando los puños.
En cuanto dieron la señal lancé un puñetazo recto y
directo al pecho de Laura, fui muy rápida y aunque trato de esquivarlo le di en
uno de sus pechos haciéndola aullar de dolor.
Sin esperármelo mucho Laura me dio una fuerte bofetada en
toda la mejilla, me cruzo la cara haciéndome girarla. Me quedé quieta un
instante, quizás demasiado, Laura se lanzó sobre mi agarrándome de las muñecas
y empujándome hacia atrás, quería hacerme caer pero no lo consiguió.
Ese guantazo en la cara me sentó fatal, me hizo enrabiar
tanto, pero no podía culpar a Laura ella estaba trabajando, como yo.
Aproveche que Laura me tenía agarrada de las muñecas para
traerla hacia mí y aprovechar para darle un rodillazo en la tripa.
Laura me soltó rápido llevándose ambas manos a la tripa,
mis instintos más básicos me decían que aprovechara la situación para golpearla
de nuevo pero mi cuerpo se negaba, me quedé ahí de pie esperando a que se
reincorporará.
-Laura yo… -dije medio disculpándome.
Pero Laura de nuevo arremetió contra mí, esta vez con más
fuerza y agarrándome de los hombros. Logró tirarme al suelo, donde aprovecho
para abofetearme y golpearme en la cara. A penas veía nada, solo mi pelo
enredando en mi cara y las manos de Laura de un lado para otro mientras notaba
sus golpes en mi faz.
Levanté mis manos tratando de agarrarle pero solo me veía
capaz de alcanzar el cuero de la chaqueta, finalmente tiré de su pelo hacia
atrás con tanta fuerza que conseguí que se levantara.
Con la respiración y el pulso más que acelerados me
abalancé hacia Laura tratando de derribarla, logré hacerla perder el equilibrio
pero al caer Laura nos hizo rodar por la lona, varias veces hasta que consiguió
quedarse encima de mí.
Con Laura sentada en mi espalda e incapaz de levantarla
solo podía tratar de golpearla desde el suelo y darme la vuelta pero era
inútil. Laura me agarró del pelo y tras levantarme un poco la cabeza me la
empujó contra el suelo.
-¡Aaaaaah para, para ya! – grité con todas las fuerzas
que pude mientras veía como mis gritos solo servían para llenar la lona de
saliva, pues Laura ni se inmutaba.
Me estaba cociendo viva en esos ropajes de cuero.
Con todas las fuerzas que pude reunir levanté todo lo que
pude el culo, haciendo que Laura cayera hacia delante, golpeando con todo su
cuerpo mi cabeza y aprovechando que Laura soltó mi cabello para evitar comerse
el suelo, escapé entre sus piernas.
Conducida por la ira y por la sed de venganza le propiné
una fuerte patada a Laura mientras seguía en el suelo a cuatro patas. Justo en
su entrepierna, quizás más fuerte de lo que imaginé en aquel momento.
Laura se quejaba llevándose las manos al coño
aguantándose las lágrimas.
Me acerqué a ella y agarré con una mano su pelo tirando
de ella, obligándola a andar de rodillas si no quería que le arrancara un buen
mechón.
Cuando estaba a punto de volverla alanzar la árbitro nos
separó y os pidió que nos quitásemos la chaqueta.
Me acerqué a la esquina de Laura bajando un poco la
cremallera.
-Sin rencores, ¿no? – pregunté asustada, esto era lo más
bestia que habíamos hecho hasta el momento.
Laura asintió y acabó de quitarme la chaqueta,
descubriéndome el torso reluciente por el sudor.
-Gracias… - contesté sonriendo mientras le bajaba la
cremallera.
Desnudas de torso para arriba y con los pelos alborotados
nos miramos la una a la otra, frente a frente, Laura tenía un pecho algo
enrojecido, no se veía mucho porque la rojez se perdía entre la inmensidad de
sus pechos. En cambio mis heridas estaban todas en la cara, mis pequeños pechos
no tenían nada, salvo sudor.
Tras unos minutos de descanso empezó el segundo asalto.
Tanto Laura como yo tomamos la iniciativa, corrimos la
una hacia la otra agarrándonos mutuamente de las manos, empujando con todas
nuestras fuerzas con la intención de tirar a la otra.
Era muy complicado, sobre todo con esas botas de tacón.
Nuestros cuerpos se movían de un lado hacia otro sin querer ceder del todo y al
fin caímos las dos hacía un lado.
Al caer el suelo nos soltamos de las manos velozmente, yo
traté de levantarme y Laura de rodillas me agarro de la cintura del pantalón
lanzándome de nuevo al suelo.
Caí bocarriba, a su merced. Laura trató de lanzarse sobre
mi cuerpo. Levanté las piernas, sin pensarlo, fue un mero reflejo pero incluso
entonces me di cuenta del daño que le podría haber hecho.
Empujé a Laura con la suela de las botas e
inevitablemente le clavé los tacones en la tripa.
Laura cayó junto a mí, retorciéndose de lado y jadeando.
Sabía que estaba bien y que en cuanto se levantara
seguiría la pelea, pero aproveche ese tiempo para levantarme y coger aire.
Laura se levantó poco a poco.
-¿Estás bien? – pregunté preocupada al ver que no
separaba la mano de la tripa.
-Sí, no pasa nada…- dijo mostrándome la marca de mis
botas en su abdomen antes de reanudar el combate.
Dejé que Laura viniera para aprovechar su inercia y
hacerla caer, la sujeté de las muñecas y le hice la zancadilla.
Laura cayó de cara al suelo, pero rápido se dio la
vuelta.
Me tiré de rodillas contra el suelo, me hice bastante
daño pero evité que Laura pudiera levantarse, apoyando todo mi peso en sus
muslos.
Laura trataba de escurrirse pero entonces empecé a
golpearle en los pechos y abofetearle la cara.
-¿Te vas a rendir putita? – preguntaba entre golpe y
golpe.
Mientras Laura alzaba sus manos tratando de alcanzar mi
cara, como no podía me arañaba con fuerza el cuerpo, clavando sus uñas por mis
pechos y bajando hasta mi vientre, haciéndome gritar pero sin parar de
zurrarla.
Tenía la sartén por el mango, pero no podía hacer más que
esperar que se rindiera cualquier otra cosa hubiera sido excesivo. Me veía en
una encrucijada, no quería lastimarla pero quería terminar esto lo antes
posible.
Laura daba sus últimos golpes tratando de levantarse, yo
hacía fuerza con mis muslos apretando fuerte para inmovilizar sus piernas.
Laura me agarró del pelo tirando de él hacia abajo,
pegando mi rostro al suyo.
Laura me mantenía agarrada del pelo esperando que la
soltase de las piernas, entonces le escupí en la cara, el truco más sucio y
rastrero que me podía sacar de ese embrollo.
Cuando me libré, enfadada le agarré del pelo y le golpeé
en la cara, hasta que poco después la arbitro nos separó.
Cada una desde su esquina se quitó las botas y los
quedando del todo desnudas, ignorando cualquier burrada que nuestros
espectadores nos decían, solo nos mirábamos sabiendo que esto era algo
personal.
Notaba la planta de los pies empapadas, cuando caminaba
sentía el calor que me habían producido las botas y tanto movimiento, estaba
deshidratada y tenía la boca completamente seca y Laura tampoco parecía estar
muy bien.
Nuestros cuerpos estaban magullados, arañados golpeados,
se me partía el alma de verla pero era o ella o yo.
Cansadas nos acercamos de nuevo al centro del
cuadrilátero.
-¿Me volverás a escupir, guarra? – preguntó Laura con la
respiración agitada.
-No si no me veo obligada… lo siento.
-No pasa nada- susurró Laura cabizbaja.
Por última vez nos abalanzamos en un fuerte abrazo,
estábamos tan sudadas que nuestros cuerpos se pegaban mientras tratábamos de
lanzarnos al suelo. Notando las uñas de Laura en la espalda me dejé caer hacia
atrás arrastrando conmigo a Laura.
Todo el peso de Laura recaía sobre mi tripa, notaba su
coño pegado a mi abdomen pero no tenía tiempo de distráeme, traté de levantarme
pero solo conseguí moverla más.
Laura agarró mis dos muñecas dejando que patalease y puso
sus labios frente a los míos, despacito y con delicadeza, parecía que me fuera
a dar un beso.
Me paralicé un instante, esperando a Laura.
-Para guarra ya estoy yo – gritó antes de escupirme
varias veces en la cara.
-Aaaagh para, uufff – gemía mientras giraba de lado a
lado la cara, volviendo a patalear tratando de levantarme.
Laura hacia mucha fuerza para retenerme contra la lona,
se podía ver en su cara que no era fácil.
Sujetándome ambas muñecas con las manos se levantó y se
sentó sobre mi cara, me tenía completamente inmovilizada, a penas hacia fuerza
solo con su peso había suficiente para chafarme la cara.
-¿No querías chuparme el culo? Chúpalo ahora todo sudado
si quieres, cerda.
Casi ni la oía pero accedí a sus deseos, giré la cabeza
resbalando entre el sudor acumulado en sus nalgas y saqué tímidamente la lengua
lamiéndole el ano.
Estaba saladita y realmente caliente, me estaba empezando
a costar respirar, trataba de librarme las manos como pudiese.
-Auuuch que sucia eres cariño… -decía levantando un poco
el culo para que cogiera aire, antes de volverse a dejar caer de golpe.
Me vi atrapada entre sus nalgas sin poder hacer nada más
que patalear y tratar de gritar, al borde de pedir la rendición.
De pronto escuche la voz suave de Laura diciéndome –Eres
una niña muy sucia…
Tras esas palabras escuche un ruidito, se acababa de
tirar un pedo en mi cara apenas se oyó y dudo mucho que los espectadores se
dieran cuenta pero yo noté claramente el aire caliente impactar en mi lengua,
embriagándome con un desagradable olor.
Cerré con fuerza la boca mordiéndole una nalga, la cerré
con fuerza sin importarme nada, clavando fuertemente mis dientes en ella.
Laura se levantó chillando de dolor, le había dejado una
buena marca incluso le salían un par de gotas de sangre.
-¡Serás puta y guarra! – grité lanzándome sobre la
espalda de Laura.
Le agarré de los hombros tirando de ella hacia atrás y
empecé a golpearla con los puños sobre los pechos, con toda la fuerza que puede
reunir mientras la insultaba.
-¡Susy para!... ¡Me rindo… para aah… me rindo! – gritó
mientras se tapaba la cara asustada.
Tras un par de “me rindo” entre en razón y me paré con el
puño alzado.
Tratando de tragar saliva y jadeando baje la mano con los
ojos llorosos.
La chica árbitro nos separó y anunció que el castigo
sería pospuesto hasta que no pasásemos por enfermería, Laura tenía un buen
bocado en el culo y estábamos más que deshidratadas, a ambas nos temblaban las
piernas.
Fuimos hasta una pequeña sala cercana al escenario,
separadas por aquella chica, calladas sin decirnos nada. Mientras a Laura le
desinfectaban la herida con agua oxigenada me acerqué medio llorando.
-Laura… perdón, creo que me he pasado un poco.
-Las dos lo hicimos…- dijo extendiendo los brazos.
Con mucho gusto acepté ese abrazó, agarré fuerte y no la
solté hasta que me obligaron.
Nos limpiaron un poco los arañazos, nos dieron agua y al
rato vino Marcos sonriendo.
-Joder que espectáculo chicas, ahora Susy sal y acaba con
Laura como se te ocurra, humíllala, tienes vía libre.
-¡No!
-¿Cómo qué no? ¿Eres idiota o qué? – preguntó enfadado.
-Hoy te has pasado tres pueblo, no hace falta llegar
hasta este extremo, me niego a salir otra vez y seguir dándole, no ves cómo
vamos las dos llenas de heridas.
-Mira niñata, aquí soy yo el jefe y si no te gusta…
-¿Me voy? Es fácil, nos vamos tenemos otras ofertas y lo
sabes bien.
Marcos nos miró enfadado, pero se calló y se fue dando un
portazo.
Laura y yo nos vestimos y nos fuimos antes de lo habitual
escuchando como les contaban a los clientes que Laura estaba más herida de lo
que parecía y nos habíamos ido al hospital.
El viaje hasta a casa fue lento y silencioso, ambas estábamos
bastante magulladas y no nos veíamos con ganas de hablar.
Al llegar a casa nos desnudamos y nos metimos en la cama.
-Laura, te lo diré una última vez, perdóname.
-Ya te dije antes que te perdonaba… -dijo Laura girándose
hacia mí.
-Ya pero no me has dado un beso… - dije fingiendo una
cara triste.
Nos fundimos en un largo y apasionado beso entre las
sabanas.
-Oye Susy… - dijo Laura apagando la luz –Crees que tendremos
que buscar otro trabajo…
-No era solo cuestión de imponerse, ¿cuánto crees que
gana ese hombre en una noche? Y todas gracias a nosotras, no nos dejará
marchar.
-Bueno ya veremos mañana…
-Ufffff… sí, anda pásame el móvil que ponga el
despertador que creo que esta en tu mesita…
Tras poner el despertador vi un mensaje de Gus “Me
encantan tus nuevas braguitas, el próximo día me traes las que te pusiste las
terceras, te he preparado una sorpresa jejeje”
Sin muchas ganas le conteste un simple y soso “OK”, tras
eso deje el móvil y me abracé fuerte a Laura que aún estaba pegajosa por el
sudor, y ella me abrazó a mí.
Fin, Comentad porfa que ya sabéis que esto me cuesta
mucho, además ahora tengo que preparar todos los del verano y búa me veo hasta
arriba de faena y con 0 ganas de hacerla. Si este capítulo me quedó algo corto
pero alargarlo me parecía innecesario.
Vuestros comentarios son lo único que me anima a seguir
escribiendo, en serio comentad (o os pegaré tan fuerte como le di a Laura :P)
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