domingo, 13 de julio de 2014

Capítulo 5

Laura parecía muy emocionada de camino al gimnasio, por la calle iba preguntándome como poner los brazos, que haríamos hoy, si íbamos a pelear. Sinceramente le iba respondiendo con bastante desgana pero realmente estaba emocionada de tener una alumna bajo mi tutela y además que esa chica fuera Laura ya que si se me antojaba podría ser todo lo dura que quisiera con ella y aun así me lo agradecería.
En cuanto entramos por la puerta los poco púgiles que había entrenando se quedaron sorprendidos, cruzamos el gimnasio para entrar al vestuario dejando la boca abierta a los chicos no sabían porque estábamos ahí, ni porque dejo de ir su famoso campeón.
En el vestuario Laura fue directa a cambiarse.
-¿Tienes prisa?- le pregunté cuando se estaba quitando los pantalones.
-Perdón Ama, estoy bastante emocionada…- dijo quedándose en ropa interior.
Me acerqué a ella pasándole la mano por sus braguitas coquetas, de color rosa pálido de tacto a seda y con volantes. –No deberías haberte puesto estas braguitas tan monas, no creo que sean muy cómodas para entrenar.
-Perdone Ama…
-¿Te has puesto tus mejores braguitas para poder entrenar conmigo?- pregunté apretando con fuerza mi pulgar contra su clítoris por encima de esa bragas.
-Sí Ama, así fue…- dijo soltando un leve suspiro al terminar la frase.
-Si nos quedamos aquí mucho tiempo los chicos van a sospechar- le dije haciendo círculos con mi dedo.
-No pasa nada Ama, déjalos- dijo Laura relajándose y empezando a jadear más rápido.
Le agarré de una de las mejillas sin soltarle el coño, fue un movimiento rápido y con cierta violencia pero sin llegar a golpearla fuerte. –Puta, si quieres aprender a boxear no vas a pasar mucho tiempo aquí- dije soltándole la cara y el coño –Anda quítate esas bragas que te molestaran mucho para entrenar.
Nos pusimos la ropa de entreno, yo con un culotte blanco holgado que dejaba a la vista mi tanga de triangulo azul oscuro y una camiseta color crudo de manga corta a la que le rasgue una manga e hice más ancho el agujero de la cabeza además le hice un nudo en la zona del abdomen para poder enseñar espalda y quedara más ajustada a mi cuerpo; y Laura con un pantalón corto azul marino muy oscuro y una camiseta muy ajustada de marca y de tirantes rosa, iba demasiado arreglada para entrenar pero no le dije nada más.
En cuanto Laura vio que ya salía del vestuario me paro diciéndome –¡Espera Ama!... te dejas los guantes.
-Para empezar no necesitas los guantes, no me seas tonta, llevas viniendo aquí tanto tiempo y aun no sabes eso- le dije con una sonrisa.
Laura salió siguiéndome, pero en cuanto cruzamos la puerta vinieron dos chicos.
-Laura ¿está bien Juan?- preguntó uno de ellos.
-Emm- dijo dudando y mirando a todos los lados.
-No está bien- dije yo con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Le ha pasado algo?- preguntó el segundo.
-¿Venís aquí a entrenar o a cotillear?-contestó Laura nerviosa.
Los dos chicos se encogieron un poco –Laura es normal que quieran saber que pasa, Laura ha dejado a Juan por mí y se ha ido de casa.
No solo esos dos chicos se quedaron de piedra sino que todo el gimnasio se enteró de la noticia quedando boquiabiertos.
-¿Cómo?- dijo un tercer chico al que nunca había visto pero por lo visto conocía muy bien a Juan.
-Sí, así es- dije sujetándole la nuca Laura y dándole un beso en los labios, largo, cálido e intenso sin apartar la mirada de los chicos.
-Si no os importa he de empezar a entrenar- dijo Laura dándome un pequeño empujón para que fuéramos directas a entrenar.
Llevé de la mano a Laura hasta un rincón de la sala donde había una larga pared de espejos y cogimos una comba.
-Espero que lleves un buen sujetador deportivo o vas a dar un espectáculo con ese par de tetas, va intenta seguirme.
-¿Vamos a saltar a la cuerda, como las niñas?
Me acerqué poniéndole una mano sobre el hombro y le susurré –Si eres capaz de aguantar mi ritmo te dejo hacerme lo que quieras en las duchas… y llevo el strap en la bolsa.
Laura cogió la comba y se preparó para saltar, en cuanto yo también cogí la mía conté hasta tres y nos pusimos las dos a saltar. Yo iba muy rápido, esos ejercicios eran parte de mi rutina diaria y eran muy sencillos para mí, pero Laura tenía problemas para ir tan rápido además sus enormes pechos le molestaban bastante para saltar, bamboleaban arriba y abajo en cada bote consiguiendo atraer la mirada de casi todos los chicos del gimnasio.
Al poco rato Laura ya sacaba la lengua agotada, acto seguido paro agachándose y jadeando.
-Uff, ¿Susy paramos un segundo?- dijo entre jadeos.
-Para nada- dije sin dejar de saltar ni bajar el ritmo- anda, descansa un poco y sigue.
Laura se sentó en un banco delante de mí, siguiéndome con la mirada, moviendo su cabecita arriba y abajo a cada salto que daba.
-Me parece que has descansado mucho ya, ¡vamos, a saltar!
Laura aun muy cansada cogió la comba y se puso a saltar bastante más lenta de lo que yo consideraba normal. Se iba desanimando poco a poco y cada vez iba más lenta.
-Vamos Laurita, lo importante no es hacerlo tan rápido como yo, solo intenta no parar, empezar, parar y volver a arrancar es malo.
-Va…v…vale… ¿falta mucho?- preguntó toda sudada, el sujetador quedaba perfectamente marcado en la camiseta, sus brazos relucían empapados.
-Bueno, por ser tu primer día… haremos 5 minutos más y paramos.
Laura no podía más, ya parecía una cría de 5 años saltando en el patio del recreo, iba lenta pero consiguió no parar. Cuando paré lanzó la cuerda al suelo y se sentó en el suelo respirando agitadamente.
-Eso era el calentamiento, ¿empezamos?
-Dame 5 minutos, por favor…
-Has elegido una ropa poco adecuada, tendrías que ir más suelta- le dije de pie delante de ella tendiéndole la mano.
-Gracias A… Susy –dijo dudando un instante al levantarse.
-¿En tu vida has hecho alguna vez abdominales?-le pregunté yendo al banco entrenamiento.
-Sí, he hecho bastantes…-dijo como si la respuesta fuera muy obvia.
-Por eso tienes ese vientre tan planito y delicioso- le repliqué bien alto para que todos nos oyeran-No respires rápido, haz inspiraciones profundas y así te cansaras menos, si consigues un poquito más de musculatura en el abdomen te ayudará mucho a soportar golpes. Los brazos también importan si quiere luego hacer pesas, pero estoy segura que tienes más musculo tú que yo, así que eso no lo es todo.
Tras varios ejercicios de abdominales vi que Laura realmente no mentía, las hacía con soltura y respirando de una forma bastante correcta, no me había fijado ninguna de las veces que me metí con ella en la cama pero ese vientre plano estaba bastante durito.
–Vaya, se te da bien, solo te falta mejorar tu resistencia y aun no hemos visto tu técnica, pero algo habrás aprendido de ver a Juan.
-No sé mucho, solo que hay que evitar que te peguen y hay que pegar- dijo tras hacer su última serie de abdominales y descansar sentada en el banco con una sonrisa sincera en la boca.
-Ven, acompáñame- dije dándole la mano llevándola delante del espejo.
-¿Ahora qué, el saco?- preguntó entusiasmada.
-No, al espejo, porque si no tienes ni idea de moverte está bien verte, mira…- dije agarrándole de los dos brazos y poniéndomela frente a frente. – Tú imítame, como si hiciéramos una sesión de aerobic.
Flexioné un poco las piernas y le enseñé como moverse en el ring, como avanzar, dónde poner los brazos para cubrirse, a retroceder y a evadir los golpes moviéndose a los lados.
-Ves, es fácil, parece que lo cogiste a la primera-dije para animarla aunque realmente se movía con cierta naturalidad, era como si inconscientemente ya supiera qué hacer, tanto tiempo ver a su ex novio pelear debió servir de algo.
De vez en cuando la corregía con un grito autoritario que me salía sin querer, el simple hecho de estar entrenándola me hacía subir la adrenalina y me descontrolaba un poco.
-¡No abras tanto las piernas que no estamos en la cama!, ¡Muévete más rápido!
Laura callada seguía todas mis indicaciones, imitando todos mis movimientos como si fuera mi reflejo, empezaba a sudar y resoplar para apartarse el pelo de la cara pero sin dejar de moverse en toda la “clase”.
-Ahora ponte a mi lado mirando al espejo y repetiremos el ejercicio.
Mientras nos movíamos le iba indicando –No así no, mira como lo hago yo, si ese movimiento lo haces en la lona te comes el golpe con patatas.
Me puse tras ella corrigiéndole la postura poco a poco y con delicadeza, posando una mano entre sus piernas palpándole los muslos. –Mira, has de moverte así- le comentaba mientras desplazaba su pierna hacia un lado.
-Umm- suspiro poniéndose cachonda- gracias…
La solté de nuevo quedándome tras ella mientras me deleitaba con sus movimientos frente al espejo y tras esperar un poco la cogí y la dirigí hacia el vestuario.
-¿Ya nos vamos?-preguntó Laura extrañada.
-Vamos a hacer unos estiramientos antes e ir a la ducha y nos iremos a comer a algún sitio bonito.
Laura puso cara de no haber entendido mucho el plan pero no comentó nada, entró al vestuario y se puso a estirar, tratando de tocarse la punta de los pies sin doblar las rodillas.
-No me refería a eso pero no pares –dije acariciando sus nalgas por encima de la tela del pantalón, recordando que no llevaba braguitas metí un dedo entre sus nalgas frotando el pantalón contra su ano recorriéndolo suavemente, movimientos circulares y lentos.
Laura empezó a bajarse el pantaloncito poniéndose de pie y dándole unos azotes la guié hasta las duchas.
-¿No te traen bonitos recuerdos?- le pregunté apretando con fuerza sus nalgas, ayudándole a quitarse la camiseta y desabrochándole con destreza el sujetador.
-Sí Ama, me encantaría revivir esa vivencia- dijo poniéndose contra la pared insinuándose, levantando el culete.
-No te me pongas así que pareces una perra- dije entre carcajadas.
-Es que soy tu perrita- decía sin parar de mover su culo de lado a lado.
-¿Crees que voy a lamer tu culo sudado?-le pregunté agarrándole con fuerza las nalgas haciéndole soltar un quejido.
Sin soltarla fui poniéndome en cuclillas y sin dejarle contestar le pegue un largo lametón por toda la raja de su culo, deteniéndome en su ano. Ya separándome de ella le dije –Mmmm sabes a perra sudada, me encanta.
-Gracias Ama, puedes chuparme todo lo que quieras…-dijo algo avergonzada.
-Nos tenemos que duchar que tengo hambre- le dije dejándola bien cachonda y aunque esa era mi intención yo también acabé bien mojadita.
La ducha fría nos bajo el calentón a las dos y nos dejó bien limpias, durante ese ratito no dejamos de mirarnos la una a la otra como si fuéramos desconocidas observando detenidamente el cuerpo de la otra como si no lo conociéramos bien.
Una vez vestidas y arregladas nos despedimos de nuestros compañeros y nos marchamos mientras llevaba a Laura de la mano. Tras caminar un rato me preguntó:
-¿Susy a dónde vamos?
-Ya lo veras…- le contesté aunque yo tampoco sabía a dónde me estaba dirigiendo.
En cuanto nos alejamos bastante de nuestro barrio y la zona que conocía y vi un restaurante que parecía decente paré y le pregunté:
-¿Has comido alguna vez aquí?
-Pues no…
-Mira ya somos dos.
-¿Por qué quieres comer en este precisamente?
-Porque soy caprichosa, me gusta el azar, y quiero conocer un poco más la ciudad, además tenemos que comer bien que hoy nos toca turno doble jaja.
-Estoy hecha polvo- dijo Laura echando su cabeza hacia atrás desesperada.
-Cariño voy a hacerte entrenar cada día y no vamos a dejar de trabajar, ni voy a dejar de follarte- dije dulce y mimosa mientras posaba una mano sobre su hombro y entrabamos al restaurante.
La comida no fue nada del otro mundo, pero al menos me sirvió para descubrir una zona de la ciudad nueva para mí y para caminar y despejarnos un poco.
Cuando volvimos a casa como le había prometido nos pusimos manos a la obra, durante toda la tarde, las sesiones frente a la cámara resultaban ya algo monótonas, habíamos perdido ya el morbo de que nos viera un desconocido pero el sexo lo disfrutábamos igual, cada beso de Laura seguía sabiendo a gloria, cada vez que se desnudaba lentamente delante de mí me subían las pulsaciones como si fuera la primera vez, y Laura tenía cada vez más práctica con los juguetes, cierto es que en los shows acabábamos fingiendo para acabar antes pero nos permitíamos el lujo de alargar alguno de vez en cuando para poder disfrutar ambas.
Como cada tarde nos dimos una ducha, ese día en particular fue por turnos mientras yo merendaba algo Laura se metió en la ducha y después me metí yo. Cuando por fin estábamos las dos limpias, me fui a la cocina donde encontré a Laura sentada frente a la mesa de la cocina mirando el facebook.
-¿Qué haces?- pregunté curiosa posando mi cabecita sobre su hombro y dándole un cariñoso beso en la mejilla.
-Nada, que me llegan muchas notificaciones de discotecas y pubs… son unos pesados.
-Ummmm a ver- le dije sentándome sobre su regazo y apartándole la mano del ratón.
Fui señalándole a Laura nombres preguntándole: -¿Este está cerca?
-No, no, tampoco…-decía riéndose al ver que no conocía la ciudad.
-¿Y este?
-Joder Susy si este es el bar de enfrente, es que no sabes ni en qué calle vives.
En vez de contestarle con una grosería me limité a darle un mordisco en la mejilla no muy fuerte y sin dejar de mordérsela de dije –No, no sé donde vivo
-¿Por eso me necesitas tanto? ¿Solo me quieres de guía? – me preguntaba mientras acariciaba mis muslos lentamente.
-Por eso mismo, eres mi perrita guía. ¿No hay ningún pub interesante por aquí cerca?
-Sí, lo que pasa que no se anuncian en facebook, ¿Qué quieres salir esta noche?- preguntó casi desesperada y cansada.
-¿Por qué no?- dije levantándome enérgica.
 -Susy estoy cansadísima y mañana tenemos que entrenar otra vez… y no hemos cenado aún… y ….y … y no nos hemos arreglado, me he de secar el pelo… eeeehh…
La hice callar poniendo un dedito sobre sus labios –Tú estás muy guapa así y no te has de arreglar porque no queremos ligar con nadie, mañana entrenaremos más y más duro, podemos cenar fuera, y que es eso de Susy a mí me llamas Ama- dije acabando la frase muy seria.
-Perdón Ama- dijo agachando la cabeza- tienes razón.
Cogiéndola de la mano y estirando de ella la levanté y le di un beso en los labios –Estás perdonada, puedes llamarme como quieras.
-¿Entonces dónde vamos a cenar?-preguntó Laura convencida y sonriente.
-¿Y si pedimos comida a un chino, o cogemos algo en el bar de enfrente?
-¿Te gusta la comida china?- preguntó emocionada.
-Algunas cosas más que otras, pero siempre puedes pedir ternera con patatas.
-Sí, sí, pedimos algo a un chino que Juan nunca quería, yo quiero arroz tres delicias y rollitos de primavera.
-Vaaale, a mi pídeme wonton frito y ternera picante.
-¿Yo?- preguntó extrañada.
-Claro, recuerda, yo no sé ni donde vivo- dije sacándole la lengua.
Laura buscó  en el ordenador un local cercano y llamó, mientras hablaba yo le sacaba la lengua y le ponía caras raras para hacerla reír.
-¡Ya está, mira que eres mala!-dijo Laura después de colgar el telefono.
-Te has olvidado la bebida, jaja.
-En la nevera hay bebida de sobras además en ese armario hay vinos pijos que compró Juan por catalogo o algo así.
Me acerque al armario poniéndome de puntitas y saque las dos primeras botellas que pillé –Vaya que tenemos aquí un Rioja gran reserva, esto vale 50 euros o más.
-Ya dijo Laura, están muy buenos.
-A mí el vino tinto no me gusta mucho, pero algo de vinos sé.
-Vaya, creo que solo hay tintos, y algún rosado
-Prefiero no abrirlos, para arruinarlos con gaseosa o cocacola jaja.
Me fui a la nevera y saque dos botellitas de cerveza, ofreciéndole una a Laura. Nos la fuimos bebiendo mientras mirábamos la televisión esperando al repartidor.
-Susy… sabes que estará muy bien…- dijo dando un traguito de cerveza.
-Dime.
-Recibir al repartidor en pelotas jaja
-Mmmm, venga quítate la camiseta- dije tirando de la base de su camiseta levantándola y dejando a la vista esos grandes pechos que tan caliente me ponían.
Nos levantamos y nos quedamos completamente desnudas, y justo antes de que Laura intentara darme un beso sonó el telefonillo.
Descolgué -¿Sí? ¿Quién es?- pregunté con un tono de voz muy sexy.
Abrí y me fui nerviosa a Laura, -Ufff que cachonda me he puesto en un momento, eres casi tan zorrita como yo eeh...
-Yo también estoy cachondisíma.- dijo abrazándome.
Cuando llegó a arriba le abrimos la puerta las dos, el pobre chino se quedo boquiabierto sin poder desviar la mirada de los enorme pechos de Laura; cosa que me molestaba bastante, aunque estábamos ambas tan calientes que no dije nada.
Laura le dio el billete que teníamos preparado y el chico tembloroso nos dio la vuelta quedándose ahí plantado intentando no pestañear. Laura y yo nos miramos la una a la otra compartiendo una sonrisa antes de decirle adiós y cerrarle la puerta en las narices.
-Que Laura ¿comemos así?
-Mejor nos ponemos algo encima para no ensuciarnos- me dijo guiñándome el ojo.
Nos pusimos las camisetas sin nada debajo ni si quiera unas braguitas y nos pusimos a cenar frente a frente en la cocina, comentando la cara que puso el repartidor y lo caliente que nos habíamos puesto las dos.
Como no era muy tarde nos tomamos nuestro tiempo para cenar, aún así sobre las once y media de la noche ya estábamos cenadas y arregladas.
Laura se dejo el pelo liso, maquillándose bastante para resaltar sus preciosos ojos azules con una línea gris plateada y una sombra gris oscura muy bien difuminada. Con sus labios pintados de un rojo fresa brillante y un colorete rosa para resaltar los pómulos. Con un vestido largo entallado estampado blanco y negro, con tirantes negros anchos, y escote recto, llevaba unos pantis negros que apenas se veían si no le mirabas específicamente los pies. En cuanto a los pies, calzaba un zapato cerrado de tacón negro brillante.
En cuanto salí del baño acabada de peinar y vi a Laura tan arreglada me fui a quitar los leggins y a ponerme un vestidito también. Yo me deje el pelo tal como quedó después de la ducha, tras unas cepilladas acabó algo ondulado, en cuanto al maquillaje fui mas recatada y solo me hice base y la raya de los ojos de color negro. Mi vestido era color verde brillante, unos tirantes bastante delgados y más holgado que el de Laura aunque con una cintura ceñida alta además era más cortito, con unos zapatitos planos verdes y sin medias. Yo llevaba unas bragas blancas de algodón, que tapaban todo mi culo pero al ser bastante ceñidas y el vestido algo holgado no se me marcaban, no llevaba sujetador.
En cuanto Laura me vio espetó – ¿Vas a salir así?
-Claro, no voy a cambiarme otra vez- conteste convencida.
-Estamos en pleno invierno, tendrás frio…
-Ya, si no hace frio jaja, anda calla que pareces mi madre.
-Pero…-dijo Laura antes que la interrumpiera.
-Ni peros ni nada, además a tu lado estoy caliente todo el día y toda la noche.
 Laura se puso roja y dejó de incordiar, las dos salimos aún pronto fuimos a dar un paseo atravesando un parque cercano llegamos a una calle llenita a rebosar de bares con sus terracitas y algún que otro pub más íntimo.
Llevaba a Laura de la mano mientras ojeaba a las parejas y los grupos de amigos que se tomaban una copa, pero yo tenía una idea fija. Quería ir a un sitio cerrado, más tranquilo donde poder tomar algo a solas y no armar mucho jaleo si le metía la lengua hasta la garganta a Laura.
Finalmente vimos un pub con la fachada pintada de negro, con unas letras llamativas, que aun que tenía dos pequeñas mesas en la acera no había nadie. Entramos tímidas pero vimos que solo estaba el chico de la barra y dos grupitos: uno de chicos de unos 25 años y otro de chicos con sus respectivas parejas de la misma edad más o menos. Todos estaban en las mesas que había, parecían todos relajados. Sonaba música tranquila, con la luz tenue.
Nos dirigimos las dos en una mesita casi arrinconada, la más pequeña que había, tenía un pequeño sofá donde nos sentamos las dos, Laura se giró hacia mí preguntándome
-¿Qué quieres tomar? ¿Nos quedaremos toda la noche aquí?
-No sé, no sé, deberías empezar a entender que soy impredecible y no sé si está bien el local.
Vino el camarero, un chico que rondaba los 40, con camisa blanca, chaleco negro a rayas verticales, pantalón negro brillante, vamos el uniforme de barman por excelencia.
-¿Que van a tomar señoritas?- preguntó educado.
Mientras yo hacia un repaso mental de todos los cocteles que conocía Laura contestó rápido.
-Sorpréndenos- con esa preciosa sonrisa que siempre tuvo.
-Bueno… -dijo el barman algo descolocado- al menos díganme que os gusta.
-A mi me encantan los sabores dulces, y no me gusta el whisky- dijo Laura.
-Y tú- dirigiéndose a mí que seguía con mi búsqueda mental, con la mirada perdida en la estantería que guardaba todos los licores.
-Bueno, a mí ponme algo raro, ni “Martini”, ni “sex on the beach”, ni “long island iced tea”, ni cosas así, busco un sabor nuevo muy fuerte como el del café, o ácido como el de la lima, algo que disfrute bebiendo, y bastante fuerte.
-Vaya parece que sabe lo que quiere- contestó haciéndose el gracioso.
-Así es- respondí mirando a Laura y pasándole la mano por encima de su vestido, acariciando sus muslos dejándole bien claro al camarero que no éramos dos amigas  cualquiera tomando una copa.
Cuando se fue Laura me cogió la cara cariñosamente y me beso dulce y cariñosamente, un beso largo, que hizo que las dos otras mesas nos miraran con disimulo.
-Que te gusta provocar eeh...-me dijo riéndose con sus labios casi encima de los míos.
-Ya sabes que me gusta que me miren.
-Lástima que estos no nos paguen… verdad- dijo entre risitas.
-Calla, no me tientes….
Nos interrumpió el camarero: -Eehhm perdón señoritas- dejó una copa de cóctel con un liquido transparente y una cereza en el fondo, y un vaso largo con hielo y líquido color naranja amarillento.
-Para la chica rubia, este, se llama Sunny day, es una especie de Martini pero también lleva brandy de albaricoque y un chorrito de curaçao de naranja- dijo acercándole la copa con la cereza.
-Y para ti ponche caribeño, ron de alto contenido alcoholico mezclado con amaretto, galiano y varios licores afrutados.
-Vaya.- dije dando un sorbito- conmigo has acertado.
Laura también dio las gracias y nos volvió a dejar a solas, mientras bebíamos nos íbamos contando cosas nuevas, o comentábamos en voz baja las guarradas que me haría si nos fuéramos al baño, pero no ocurrió nada digno de ser contado hasta que vimos que el grupo de chicos y chicas se iban comentando algo de una diescoteca nueva.
Cuando marcharon le di un beso en la frente a Laura y le dije -Espérame un segundo- me fui a la barra y poniéndome de puntitas, apoyada con los codos en la barra e inclinada hacia delante le pregunté:
-Perdona… ¿A sabes a dónde se han ido esos?
-Pues no, lo siento- dijo algo borde.
-Vaya, es que soy nueva aquí y no conozco discotecas.
-Ya te he dicho que ni si quiera he oído donde iban.
-Vale vale, gracias.
Volví con Laura algo baja de moral, pero con su risita consiguió alegrarme la cara.
-No te pongas así en la barra que te estaban mirando el culo todos esos chicos.
-Y te estabas poniendo cachonda, ¿no?
-Sí, y si tú los hubieras visto también estarías cachonda, con lo que te gusta enseñar.
-Mmmm sí, ¿te gusta alguno de ellos?
-¡Que dices!- dijo ruborizada.
-Venga, no seas aburrida…
-Es que no son mi tipo Susy.
Y tras discutir un poco nos fuimos a casa a dormir, ya que al día siguiente tocaba madrugar de nuevo.


Bueno eso es todo, se que el final es algo pobre pero es lo que decía antes, quiero que se vea que la relación de Laura y Susy se va volviendo monótona hasta que en el capítulo 6 zas! Sorpresa. 
Sí a todos os hubiera gustado un bukake en el baño con esos chicos, creedme que a quien más es a mí, pero no puede ser todo, o se aprende a boxear o un bukake :D.

9 comentarios:

  1. Buenos Susy , se que este capitulo no a sido muy guarro , pero me a gustado muscho el constante tonteo que tienen las dos protagonista y la facilidad que tienen para calentarse la una a la otra , una vez mas , espero ansioso el proximo capitulo!! Siguel asi y mucho animo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto que no es muy guarro y aunque os quiero ofrecer un relato mas sucio y morboso este capitulo era necesario, porque yo ya tengo estructurado mi relato incluso tiene un final, pero hasta que la relación Laura-Susy sea así de cerda tendréis que esperar al próximo relato, y mas adelante habrá mas personajes y muchísimo mas sexo.
      Gracias por comentar!

      Eliminar
  2. Un pelín aburrido...

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Guardo tu mail eduardd, pero borro tu mensaje si alguien quiere ponerse en contacto conmigo que entre en la sección de enlaces, donde hay un formulario de correo que me llega directamente.

    ResponderEliminar
  5. Te gusta dejarnos con la miel en los labios, eh? Pues nada, a esperar el siguiente; buen capítulo de transición :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta jugar con mis deditos, untados en miel pasándolos por vuestros labios jeje (La miel no es lo mio pero se que a vosotros os gusta).
      Gracias por la comprensión y entender que es un capítulo de transición.
      Aun no he empezado el capítulo 6... ( T . T ) debería ponerme, veis porque los saco de mes en mes... aun así me quedan 21 días 2 horas 4 minutos y 11 segundos :P

      Eliminar
    2. A mi me gustaria jugar contigo..tus flujos juntarlos con tu saliva y yo tragando y tragando..

      Eliminar
    3. Tranquila, yo tambien tuve mi época de escritor, y se lo que es la falta de inspiración... Animo y confianza =D

      Eliminar